¿La vida eterna ha empezado ya?
 

 

Si hay una continuidad entre lo que vivimos en esta tierra y lo que viviremos en el Cielo, es la continuidad del amor. Es amándonos como nos realizamos plenamente y es amándonos como nos preparamos mejor para el Cielo. Es lo que nos recuerda Madre Teresa a través de este texto.

Jesús vino a este mundo con un único objetivo. Traernos la Buena Nueva de un Dios que nos ama, de un Dios que es Amor, que te ama y me ama. ¿Cómo nos ha amado Jesús a ti y a mí? Dando su vida. Dios nos ama con un amor tierno. Es todo lo que Jesús ha venido a enseñarnos: la ternura del amor de Dios...

Todo el evangelio es muy, muy sencillo. ¿Me amas? Entonces, obedece a mis mandamientos. No se trata más que de una sola cosa: "Amáos los unos a los otros", "Amarás al Señor, tu Dios, de todo tu corazón y de toda tu alma." (Deuteromio cap. 6, v. 5). Es la orden de nuestro gran Dios y no nos puede ordenar lo imposible. El amor es un fruto de todas las estaciones, al alcance de todos. Todos pueden recogerle. Sin límite.

Cada uno puede alcanzar el amor por la meditación, por el espíritu de oración y el sacrificio, por una intensa vida interior. No pienses que el amor, para ser auténtico, tiene que ser extraordinario.

Lo que necesitamos es amar sin cansarnos. ¿Cómo brilla una lámpara? Por el consumirse perpetuo de minúsculas gotas de aceite. ¿Y cuáles son esa ínfimas gotas de aceite en nuestras lámparas? Son las cosas pequeñas de la vida diaria: la fidelidad, una palabra de amabilidad, un pensamiento para los demás, nuestra manera de permanecer en silencio, de hablar, de actuar. No busques a Jesús lejos de ti. No está fuera; está en ti. Mantén tu lámpara encendida, y le reconocerás.

Estas palabras de Jesús, "amáos los unos a los otros como Yo os he amado" no tendrían que iluminarnos solamente sino consumir nuestro egoísmo... Jesús "nos ha amado hasta el fin", hasta el límite extremo del amor: la Cruz. Este amor tiene que venir del interior, de nuestra unión con Cristo. Amar tiene que ser para nosotros como vivir o respirar, día tras día hasta nuestra muerte.

He experimentado tantas veces la debilidad humana, su fragilidad. Aún hoy la experimento. Pero también tenemos que servirnos de este estado. Tenemos que obrar por Cristo con un corazón humilde, con la humildad de Cristo. El viene, nos pone a su servicio para que seamos su amor y su compasión en el mundo a pesar de nuestras debilidades y de nuestras fragilidades.

(...) Intentemos comprender la ternura del Amor de Dios. Pues El mismo dice en la Biblia: "¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque esas llegaran a olvidar, yo no te olvido. Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuada." (Isaías cap. 49, v. 15-16). Cuando te sientas solo, cuando te sientas rechazado, cuando te sientas enfermo y olvidado, acuérdate que eres precioso para El. El te ama. Muestra tú también ese amor a los demás, pues eso es todo lo que Jesús ha venido a enseñarnos.

Si queremos conquistar el mundo de verdad no podremos hacerlo con bombas y otros medios de destrucción. Conquistemos el mundo con nuestro amor. Entrelacemos nuestras vidas, tejamos vínculos de sacrificio y de amor, y podremos conquistar el mundo. Proyectos admirables en sí son inútiles para aquel que quiere montrar un gran amor a Dios y a su prójimo. Solamente la intensidad del amor puesto en nuestros actos nos hace hermosos a los ojos de Dios.

La paz y la guerra comienzan en el interior de cada hogar. Si queremos que la paz reine de verdad en el mundo, empecemos por amarnos los unos a los otros en el seno de cada familia. ¡Incluso cuando nos es difícil a veces intercambiar una sonrisa! Es fácil amar a los que están en la otra punta del mundo. No es siempre fácil amar a los que viven a nuestro lado.

La boca habla de la abundancia del corazón. Si tu corazón está lleno de amor, hablarás de amor. Para todos vosotros, yo desearía que vuestro corazón desborde de amor... Según las mismas palabras de Juan Pablo II, cada uno de nosotros tiene que ser capaz de "lavar lo que está sucio, calentar lo que está tibio, fortalecer lo que es frágil, iluminar lo que está oscuro." No tenemos que tener miedo de proclamar el amor de Cridto y de amar como El ha amado. Allí donde está Dios, hay amor; y allí donde hay amor hay siempre una posibilidad de servir. El mundo tiene hambre de Dios.

(...) Tenemos que saber que hemos sido creados para cosas grandes, y no sólo para ser una matrícula en el mundo, para obtenir diplomas y certificados, o para ejercer tal o tal profesión. Hemos sido creados para amar y ser amados.


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